martes, 3 de noviembre de 2020

Rosario Seráfico

Rosario Seráfico 


El rosario de los 72 avemarías, llamado también “corona de las siete alegrías” o “rosario seráfico” es una devoción franciscana. 

El rosario de los 72 avemarías es una meditación de las siete alegrías que María experimentó durante su vida terrenal. Tras la señal de la cruz, comenzamos a rezar con esta introducción:

“Dios mío, ven en mi auxilio.

Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”.

Luego, meditamos sobre cada una de las siete alegrías:

1. La Anunciación: Alegría de María por dar a luz a Jesús, el Hijo del Altísimo.

Rezamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.

2. La Visitación: Alegría de María por visitar a su prima Isabel, también embarazada de Juan, el último gran profeta del Mesías de Dios.

Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.

3. El Nacimiento de Jesús: Alegría de María por traer al mundo a Jesucristo Salvador.

Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.

4. La Adoración de los Magos: Alegría de María por adorar con los Magos al Hijo de Dios.

Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.

5. El Hallazgo de Jesús en el Templo: Alegría de María y de José por encontrar en el templo a su hijo, que es también el hijo del Padre.

Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.

6. La Resurrección de Jesús: Alegría de María por comulgar con la alegría de todos los suyos que “han visto al Señor” salir vivo de la muerte a través de su Resurrección.

Recitamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.

7. La Asunción de María: Alegría de María por compartir con su Hijo resucitado la vida nueva, la gloria de los elegidos.

Rezamos un padrenuestro, diez avemarías y un gloria al Padre.

Luego, continuamos con dos avemarías adicionales para sumarlos a las siete alegrías y a los 63 años vividos por la Virgen en la tierra. Finalmente, rezamos un padrenuestro y un avemaría por las intenciones del Papa.


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