martes, 15 de diciembre de 2020

Ven Santo Espíritu Veni Creator


Ven Santo Espíritu

 

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Amén.

Veni Creator

 

Ven, Espíritu Creador,
visita las almas de tus fieles
llena con tu divina gracia,
los corazones que creaste.

Tú, a quien llamamos Paráclito,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción.

Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, dedo de la diestra del Padre; 
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras.

Ilumina nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.

Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé nuestro director y nuestro guía,
para que evitemos todo mal.

Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Creamos en ti, su Espíritu,
por los siglos de los siglos

Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos de los siglos.

Amén.

 

Veni, Sancte Spíritus

Audio   

Veni, Sancte Spiritus
Veni, nostri cordium
Et emitte caelitus
Lucis tuae radium

Veni, pater pauperum
Veni, dator munerum
Veni, lumen cordium

Consolator optime
Dulcis hospes animae
Dulce refrigerium

In labore requies
In aestu temperies
In fletu solatium

O lux beatissima
Reple cordis intima
Tuorum fidelium

Sine tuo numine
Nihil est in homine
Nihil est innoxium

Lava quod est sordidum
Riga quod est aridum
Sana quod est saucium

Flecte quod est rigidum
Fove quod est frigidum
Rege quod est devium

Da tuis fidelibus
In te confidentibus
Sacrum septenarium

Da virtutis meritum
Da salutis exitum
Da perenne gaudium


Amén

 

Veni Creator Spiritus

Audio    

Veni Creator Spiritus
Mentes tuorum visita
Imple superna gratia
Quae tu creasti, pectora

Qui diceris Paraclitus
Donum Dei altissimi
Fons vivus, ignis, caritas
Et spiritalis unctio

Tu septiformis munere
Dexterae Dei tu digitus
Tu rite promissum Patris
Sermóne ditans guttura

Accende lumen sensibus
Infunde amórem córdibus
Infirma nostri corporis
Virtute firmans perpeti

Hostem repéllas longius
Pacemque dones protinus
Ductore sic te praevio
Vitemus omne noxium

Per te sciámus da Patrem
Noscamus atque Filium
Teque utriúsque Spiritum
Credamus omni tempore

Amén

           


SALVE REGINA

 

Salve, Regina, Mater misericordiae,

vita dulcedo, et spes nostra, salve.

Ad te clamamus, exsules filii Hevae,

ad te suspiramus, gementes et flentes,

in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra,

illos tuos misericordes oculos ad nos converte;

et Iesum, benedictum fructum ventris tui,

nobis post hoc exilium ostende.

O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.

Amen.


REGINA COELI

 

Reina del cielo, alégrate, aleluya, 

Porque el Señor, a quien mereciste llevar, aleluya, 

Ha resucitado, según su palabra, aleluya.

Ruega a Dios por nosotros, aleluya. 


 Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya. 

 Porque resucitó verdaderamente el Señor, aleluya.

  
 Oración 

 ¡Oh Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, te has dignado alegrar  al mundo! Concédenos, te rogamos, que por la  intercesión de su Madre, la Virgen María, alcancemos los gozos de la vida eterna. 
Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor. 

Amén

 

Regína coeli laetáre,allelúia:

Quia quem meruísti portáre, allelúia:

Resurréxit, sicut díxit, allelúia:

Ora pro nóbis Déum, allelúia:


Gaude et laetáre, Virgo María. Allelúia.

R. Quia surréxit Dóminus vere. Allelúia.

 

Orémus:

Deus, qui per resurrectiónem Fílii tui Dómini nostri Jesu Christi mundum laetificáre dignátus es: praesta quaésumus ut per eius Genitrícem Vírginem Maríam perpétuae capiámus gáudia vitae. Per eúmdem Christum Dóminum nostrum.

R. Amen.




lunes, 14 de diciembre de 2020

Apostolado de la Oración


  2024      

 Marzo


POR LOS NUEVOS MÁRTIRES

Oremos para que quienes en diversas partes del mundo arriesgan su vida por el Evangelio contagien a la Iglesia su valentía y su impulso misionero.
C.E.E. Por las vocaciones al sacerdocio ministerial, para que los jóvenes puedan escuchar la llamada de Dios y encuentren testigos y guías para este camino.

Abril

POR EL PAPEL DE LAS MUJERES

Oremos para que la dignidad y la riqueza de las mujeres sean reconocidas en todas las culturas, y para que cese la discriminación que sufren en diversas partes del mundo.

C.E.E. Por quienes han recibido los sacramentos de la iniciación cristiana en la Pascua y los que recibirán próximamente el bautismo, la primera comunión o la confirmación, para que profundicen cada vez más en su pertenencia a Cristo y a la Iglesia.

Mayo

POR LA FORMACIÓN DE RELIGIOSAS, RELIGIOSOS Y SEMINARISTAS

Oremos para que las religiosas, los religiosos y los seminaristas crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del Evangelio. 
 
C.E.E. Por quienes viven su espiritualidad cristiana ayudados por la piedad popular, para que acogiendo la Palabra de Dios con fe y humildad, a ejemplo de María, crezcan en el conocimiento de la fe y la vivan con coherencia.

Junio

POR LOS QUE HUYEN DE SU PAÍS

Oremos para que los migrantes que huyen de las guerras o del hambre, obligados a viajes llenos de peligro y violencia, encuentren aceptación y nuevas oportunidades de vida en sus países de acogida.


C.E.E. Por los padres cristianos, para que fieles a los compromisos que adquirieron en el bautismo de sus hijos, sepan transmitirles la fe y hacer de sus hogares auténticas iglesias domésticas, abiertos generosamente a las necesidades de todos.

Julio

POR EL CUIDADO PASTORAL DE LOS ENFERMOS 

Oremos para que el sacramento de la Unción de los Enfermos dé a las personas que lo reciben y a sus seres queridos la fuerza del Señor, y se convierta cada vez más para todos en un signo visible de compasión y esperanza.

C.E.E. Por las familias y matrimonios en crisis por diversos motivos, para que encuentren en el amor de Cristo la fuerza y la gracia que necesitan para seguir viviendo fieles a lo que prometieron el día de su matrimonio.

Agosto

POR LOS LÍDERES POLÍTICOS

Oremos para que los líderes políticos estén al servicio de su pueblo, trabajando por el desarrollo humano integral y el bien común, atendiendo a los que han perdido su empleo y dando prioridad a los más pobres.  

C.E.E. Por todos los cristianos, para que con su testimonio de vida y con su palabra anuncien el Evangelio de Jesucristo en las actividades de cada día, y también en el tiempo del ocio vacacional.

Septiembre

POR EL CLAMOR DE LA TIERRA

Oremos para que cada uno de nosotros escuche con el corazón el clamor de la Tierra y, de las víctimas de las catástrofes ambientales y de la crisis climática, comprometiéndonos personalmente a cuidar el mundo que habitamos.  

C.E.E. Por todas las actividades que comienzan en las parroquias y comunidades cristianas, especialmente las relacionadas con el ámbito de la catequesis, para que a todos se pueda ofrecer una formación sólida y un testimonio fiel de Cristo, el Señor, y vivir lo en la Iglesia.

Octubre

POR UNA MISIÓN COMPARTIDA

Oremos para que la Iglesia siga apoyando por todos los medios un estilo de vida sinodal, bajo el signo de la corresponsabilidad, promoviendo la participación, la comunión y la misión compartida entre sacerdotes, religiosos y laicos.

C.E.E. Por los agentes de pastoral laicos, por el fomento de los ministerios laicales en la Iglesia y por su compromiso en la vida pública.

 
Noviembre

POR LOS QUE HAN PERDIDO UN HIJO

Oremos para que todos los padres que lloran la muerte de un hijo o una hija encuentren apoyo en la comunidad y obtengan del Espíritu consolador la paz del corazón.

C.E.E. Por todos los que sufren por cualquier causa, por los pobres, migrantes, los enfermos, los cristianos perseguidos, para que hallen en nuestra caridad el consuelo y la cercanía que necesitan, así como una ayuda eficaz para aliviar las consecuencias de su situación.

Diciembre

 POR LOS PEREGRINOS DE LA ESPERANZA

Oremos para que este Jubileo nos fortalezca en la fe, nos ayude a reconocer a Cristo resucitado en medio de nuestras vidas, y nos transforme en peregrinos de la esperanza cristiana.

C.E.E. Por las personas mayores, especialmente por quienes viven solos, para que encuentren el apoyo y la solidaridad que necesitan.

 




Ángelus

Ángelus




El Ángel del Señor anunció a María,

Y concibió por obra del Espíritu Santo.


Ave María.

 

He aquí la esclava del Señor.

Hágase en mi según tu palabra.


Ave María.

 

Y el Verbo se hizo carne.

Y acampó entre nosotros.


Ave María.


Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,

Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén

 

Oración


Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.

Amén.

   

Gloria...  Gloria... Gloria...










domingo, 29 de noviembre de 2020

GLORIOSOS (Miércoles y domingo)



1. La Resurrección del Señor.

     Al amanecer del domingo, María Magdalena y otras piadosas mujeres fueron al sepulcro; la piedra que cerraba la entrada había sido removida, y el cuerpo del Señor no estaba allí. Después fueron Juan y Pedro, que comprobaron lo que les habían dicho las mujeres. El mismo domingo, Jesús se apareció a las mujeres y a María Magdalena, a Simón Pedro, a los discípulos de Emaús, al conjunto de los apóstoles, etc. Las apariciones a personas en particular y a grupos incluso numerosos se sucedieron en Jerusalén y en Galilea, hasta la Ascensión del Señor.  



  2. La Ascensión del Señor.

     Después de su pasión y muerte, Jesús se presentó a los apóstoles que había elegido, dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca de lo referente al Reino de Dios. Les prometió que serían bautizados en el Espíritu Santo: «Recibiréis –les dijo– la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra». Y entre las muchas instrucciones que les fue dando, San Mateo recuerda que les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo». Por último, a los cuarenta días de su resurrección, el Señor Jesús llevó a sus discípulos fuera de Jerusalén, a la cima del Monte de los Olivos, cerca de Betania, y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos, fue elevado al cielo, una nube lo ocultó a sus ojos, y se sentó a la diestra de Dios.  



  3. La Venida del Espíritu Santo.

     Después de la Ascensión del Señor, cuantos le habían acompañado de Jerusalén al Monte de los Olivos regresaron a la Ciudad, y perseveraban constantes en la oración, en compañía de María, la madre de Jesús, aguardando el cumplimiento de la promesa del Resucitado: «Vosotros seréis bautizados en el Espíritu Santo dentro de pocos días... Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos...» Al llegar el día de la fiesta judía de Pentecostés, cincuenta días después de pascua, y de la Resurrección del Señor, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.  



  4. La Asunción de Nuestra Señora a los Cielos.

     “Pondré enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y el suyo”. Aparece así la Virgen Santa María asociada a Cristo Redentor en la lucha y en el triunfo sobre Satanás. Es el plan divino que la Providencia tenía preparado desde la eternidad para salvarnos. Este es el anuncio del primer libro de la Sagrada Escritura, y en el último volvemos a encontrar esta portentosa afirmación: “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas”. Es la Virgen Santísima, que entra en cuerpo y alma en el Cielo al terminar su vida entre nosotros.  



  5. La Coronación de la Santísima Virgen.

     “Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas”. Es la Virgen Santísima, que entra en cuerpo y alma en el Cielo al terminar su vida entre nosotros. Y llega para ser coronada como Reina del Universo, por ser Madre de Dios. “Prendado está el rey de tu belleza”.  



sábado, 28 de noviembre de 2020

GOZOSOS (Lunes y sábado)

 


1. La Encarnación del Hijo de Dios.

     El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El ángel, entrando a su presencia, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel añadió: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le aclaró: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios». Y la informó de que su pariente Isabel había concebido un hijo en su vejez, porque, le recordó, «ninguna cosa es imposible para Dios». Entonces María dijo: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». El ángel, dejándola, se fue.


2. La Visitación de Nuestra Señora a Santa Isabel.

     Cuando el ángel anunció a María el misterio de la Encarnación, le dijo también que su pariente Isabel había concebido un hijo en su vejez, y ya estaba de seis meses aquella a quien llamaban estéril. Poco después, María se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá, Ain Karim, seis kilómetros al oeste de Jerusalén y a tres o cuatro días de viaje desde Nazaret.      


       Llegada a su destino, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»

3. El Nacimiento del Hijo de Dios..

     Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Cada uno iba a su ciudad. José subió desde la ciudad de Nazaret, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.

 

 

 

 4. La Presentación de Jesús en el Templo..

     A los cuarenta días del nacimiento de Jesús de la Virgen María, cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en su Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor, y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la misma Ley para quienes, por su pobreza, no puedan pagar el precio de un cordero.

    Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel. El Espíritu Santo, que moraba en él, le había revelado que no conocería la muerte antes de haber visto al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo; y en el momento de entrar los padres con el niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».

 

5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo..

     Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando Jesús cumplió los doce años, subieron todos a la fiesta, según la costumbre; al volverse, pasados aquellos días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Creyendo ellos que estaría en la caravana, hicieron un día de camino. Luego se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.

     Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que lo oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando». Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.

viernes, 27 de noviembre de 2020

DOLOROSOS (Martes y viernes)



1. La Oración de Nuestro Señor en el Huerto.

     Llegados al huerto de Getsemaní, donde Jesús se había reunido muchas veces con sus discípulos, se apartó del grupo, tomando consigo a Pedro, Santiago y Juan, a quienes les confió, lleno de pavor y angustia: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo». Pero ni siquiera estos escogidos fueron capaces de acompañarle velando y orando. Jesús fue y vino repetidas veces de la oración a la compañía de sus adormecidos discípulos. A solas, muy a solas, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú»; «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú»; «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Finamente, se levantó de la oración, fue donde los discípulos y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación; ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores». 



  2. La Flagelación del Señor.

     El relato de San Lucas nos dice que Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo, y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Así que le castigaré y le soltaré». Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!» Éste había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato. Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús, pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!» Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré». Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes. Finalmente, Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás, condenó a Jesús, mandó azotarle y lo entregó para que fuera crucificado. 





  3. La Coronación de espinas.

     Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Lo desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; trenzaron una corona de espinas y se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y lo llevaron a crucificar.












  4. El Camino del Monte Calvario. 

     Después de haberse burlado de Jesús, los soldados le quitaron el manto de púrpura que le habían echado encima, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y obligaron a llevar la cruz detrás de Jesús. Lo seguía una gran multitud del pueblo y también unas mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos...». Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él. Llegados a un lugar llamado Gólgota, que quiere decir Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores. 


 








 5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor. 

     Llegados al Calvario, crucificaron a Jesús y a los dos malhechores. Los soldados se repartieron los vestidos de Jesús por lotes, y la túnica, tejida de una pieza, sin costura, la echaron a suerte. Pilato redactó una inscripción que decía: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos», y la puso sobre la cruz. Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el Templo y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!» Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él. Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: "Soy Hijo de Dios"». También los soldados se burlaban de él, y hasta uno de los malhechores crucificados con él le injuriaba, mientras el otro decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino»; Jesús le respondió: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso».









jueves, 26 de noviembre de 2020

LUMINOSOS (Jueves)



1. El Bautismo de Jesús en el Jordán.

 

       Por aquellos días había aparecido Juan el Bautista, predicando en el desierto la conversión y bautizando en el Jordán a las multitudes que acudían a él y confesaban sus pecados. Entonces se presentó también Jesús, que venía de Nazaret (en Galilea) para ser bautizado por Juan. Pero éste intentaba disuadirlo diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?» Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere». Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto, en quien me complazco».  




 2. La Autorrevelación de Jesús en las bodas de Caná.

 

     En aquel tiempo se celebraba una boda en Caná de Galilea, cerca de Nazaret, y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara el vino, le dice a Jesús su madre: «No tienen vino». Jesús le responde: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala». Ellos se lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde venía (los sirvientes, que habían sacado el agua, sí lo sabían), llama al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya todos están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora».  




 3. El Anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.

 

      Jesús, al enterarse de que Juan el Bautista había sido entregado en manos de Herodes Antipas, dejó Judea y marchó a Galilea, donde proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». En estas palabras se describe, como en programa, el contenido de la predicación de Jesús. El Reino de Dios, su llegada y lo que para los hombres trae consigo forman el tema fundamental de la «Buena Nueva» o «Evangelio» de Jesús. A su vez, el mensaje de la llegada del Reino de Dios exige de los hombres una conversión total del pensar y querer, y fe. Conversión y fe forman en conjunto un solo acto, una determinada posición religiosa del hombre ante Dios.  




  4. La Transfiguración.

       Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y se los llevó aparte a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. San Lucas puntualiza que hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro entonces tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué hermoso es estarnos aquí! Si quieres, haré tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra, y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, el predilecto, en quien me complazco. Escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y les dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Al alzar los ojos no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos».  


  5. La institución de la Eucaristía.

 

      «Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios». Tomó luego pan y dando gracias lo bendijo, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: «Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros». Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz y, dando gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos diciendo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados. Haced esto en conmemoración mía». Y añade San Pablo: «Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga».  



 




 

martes, 24 de noviembre de 2020

Valladolid

 

Valladolid

 

Casa Zorrilla

        José Zorrilla, el inmortal autor de Don Juan Tenorio, nació en esta casa el 21 de febrero de 1817. Pasó en ella su infancia y a ella regresó en 1866. además de la actividad museística propiamente dicha, la Casa se ha convertido en anfitriona de recitales, lecturas, talleres, conferencias, actuaciones, espectáculos, teatro, etc, tanto en la recoleta Sala "Narciso Alonso Cortés", como en su espléndido jardín romántico (temporada estival).

Catedral

        La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Valladolid es un templo católico ubicado en la ciudad de Valladolid con categoría de catedral, sede de la Archidiócesis de Valladolid. Concebida en el siglo XVI como última obra de Felipe II y diseñada por el arquitecto Juan de Herrera, es un edificio de estilo herreriano con añadidos barrocos. Debía ser la catedral más grande de Europa , si bien se encuentra construida en un 40-45%, debido a la falta de recursos para un proyecto de tal magnitud y a los gastos provocados por la difícil cimentación del templo, situado en una zona con un gran desnivel en el terreno.

        Obtuvo la categoría de catedral el año 1595, tras haber sido un templo colegial dependiente de la diócesis de Palencia.

        Está situada en el centro de la ciudad, en una zona ligeramente elevada, cerca de la Iglesia de Santa María La Antigua y construida junto a la Colegiata de Santa María, anterior iglesia colegial de Valladolid, algunos de cuyos espacios fueron destruidos para continuar con las nuevas obras.

        Palacio de Pimentel. Diputación. El Palacio de los Pimentel, actual sede de la Excma. Diputación Provincial, fue comprado por ésta en 1875. Perteneció primeramente al Marqués de Astorga y posteriormente a Don Bernardino Pimentel, así como a los Condes de Rivadavia y los Marqueses de Camarasa. Carlos I lo ocupó varias veces y vio nacer entre sus muros al Príncipe Don Felipe, que reinaría con el título de Felipe II.

        El Palacio hace esquina, asomándose a la calle de las Angustias y a la calle Cadenas de San Gregorio, en una de las zonas más nobles de la ciudad, pudiéndose contemplar desde sus balcones el antiguo Palacio Real y la Iglesia de San Pablo y apenas a cien metros del Colegio de San Gregorio, inmejorable marco del Museo Nacional de Escultura.

        La puerta principal se abre mediante arco carpanel. El zaguán es de amplias proporciones, desembocando en el patio por puerta desenfilada. El patio conserva columnas en los cuatro lados del piso inferior, con capiteles de muy simple labra.

        Lo más sobresaliente de su exterior es la ventana plateresca situada en la esquina del palacio, con motivos escultóricos estrechamente relacionados con la manera de Diego de Siloé.

        En su interior se han instalado dos notables artesonados, uno de planta casi cuadrada, procedente del Colegio de San Gregorio, de finales del siglo XV y el otro también mudéjar y en forma de artesa, procedente de la parroquia de Villafuerte de Esgueva. 

Las francesas. 

        El Convento de las Francesas (o también conocido como Convento de las Comendadoras de Santa Cruz o Convento de Dominicas Franciscanas) es un templo católico ubicado en el centro de Valladolid desde el siglo XV. Actualmente Solo se conserva el claustro rehabilitado como centro comercial, y la iglesia que hoy es la Sala Municipal de Exposiciones de la Iglesia de las Francesas, todo ello en el interior de un bloque de viviendas levantado en los años setenta del siglo XX.

        Fundaron en 1487 este convento doña María de Zúñiga y doña María de Fonseca, que eran hermanas, y cedieron para su residencia sus casas situadas en la Calle del Campo. Le denominaron de Santa Cruz, de señoras comendadoras de la orden de Santiago. Tomaron el hábito ellas mismas, creando de esta manera una institución de rigurosa clausura, destinada a dar acogida a "señoras de distinción, hijas o hermanas de Grandes Títulos de España".

        La iglesia antigua, construida en el palacio de las dos hermanas, era pequeña. Tenía esculpido el escudo de los Zúñiga, rama de los Duques de Bejar. De ahí vino el nombre de la calle próxima.

Pero ya en el siglo XVII el edificio habría de ser renovado, construyéndose la iglesia nueva, por intercesión de otra ilustre dama que profesa, doña María Ana Ladrón de Guevara, hija de los Condes de Oñate. Había quedado viuda de don Pedro Pimental, marqués de Viana, y se recogió en el convento. Murió en 1651 y fue sepultada en la iglesia vieja, dejando ya terminada la capilla mayor del nuevo templo. En 1721 dice Canesi que dio fin la obra de esta iglesia.

MM. Carmelitas Descalzas. IV Fundación de santa Teresa de Jesús.

        La IV Fundación de Santa Teresa, el Convento de las Carmelitas Descalzas de Valladolid. Monasterio en el que las muchas de las estancias se encuentran en diferentes niveles ya que se compraron varios palacios que se adaptaron y unieron para crear el convento. Sin duda, es un convento de cruces de caminos, con muchas puertas, con numerosos pasillos, que todos conducen a habitáculos sencillos, humildes e intimistas donde el arte es un auténtico disfrute para la vista de cualquiera.

        Sala capitular. En la sala nos encontramos la imagen de la santa abulense y unos bancos corridos que sirven para celebrar las reuniones capitulares del convento.

        Capilla, situada junto a la Sala Capitular, en uno de los laterales del claustro, nos encontramos una escultura del siglo XVII, de Gregorio Fernández, con rasgos casi idénticos a la existente en el Museo Nacional de Escultura. En esta capilla también nos encontramos cinco pinturas murales. Fue mandada construir por Manuel de Tordesillas, pariente de Santa Teresa, en 1682.

        En el patio encontramos otras dos capillas: la capilla dedicada a la Virgen del Carmen y construida por orden de Felipe II a petición de Estefanía de los Apóstoles; y la capilla ordenada por la reina Margarita de Austria, que está dedicada al Santo Cristo.

        Refectorio. De la época de la creación de esta IV Fundación, y que cuatro siglos después continúa usándose a diario para los desayunos, comidas y cenas. Una estancia austera, de silencio, donde la hermana superiora descubrió un secreto: la mesa donde comió la abulense.

         Un pequeño museo donde está una de las joyas de la Santa, el Manuscrito de Camino de Perfección.

En la celda donde vivió Santa Teresa de Jesús. Un espacio amplio, que con el paso del tiempo ha sufrido muchos cambios para readaptarlo incluso como pequeña capilla, y donde un ‘Cristo Yacente’ del círculo de Gregorio Fernández reposa sobre el antiguo camastro e incluso está apoyado en sus almohadas.

        Pero las huellas de Santa Teresa de Jesús se encuentran por toda la casa, incluso en el huerto, donde se conserva un gran árbol, un ejemplar de moral de 24 brazos que la propia religiosa plantó. Aunque parte de estas estancias no son visitables.

Palacio de Fabio Nelli

        El palacio de Fabio Nelli es, a juzgar por los críticos e historiadores, el edificio renacentista del periodo clasicista más importante de la ciudad de Valladolid. Según palabras del arquitecto Antonio Bustamante García, «se considera este palacio como el mejor exponente y obra de primera fila dentro del Clasicismo de la arquitectura civil de Valladolid». Los críticos de arte aseguran que tuvo mucho que ver en el resultado de la obra el buen entendimiento y comprensión entre el promotor, el banquero Fabio Nelli, y la genialidad y maestría del autor Pedro de Mazuecos el Mozo.

        Levantado en una época en la que Valladolid iniciaba su decadencia, su construcción duró unos veinte años, sucediéndose periodos de inactividad en la obra y un cambio de arquitecto por la muerte de Juan de la Lastra, que fue quien lo inició.

        Decorado y rematado siguiendo el gusto clasicista italiano, su fachada, su patio y su escalera son el máximo exponente de este tipo de arquitectura en Valladolid. Tras la muerte del banquero tuvo varios usos, hasta que en el siglo XX pasó a ser sede del Museo de Valladolid, institución destinada a recoger todos los restos arqueológicos y artísticos de la provincia.

        Su estado de conservación es relativamente bueno, precisando con urgencia una ampliación del espacio dedicado al museo y una restauración de la fachada y el patio del propio palacio.

Palacio de Valverde    

       El Palacio del Marqués de Valverde es una residencia palaciega que data del último cuarto del s. XVI. Su entrada se encuentra en la calle san Ignacio de Valladolid, junto a la Casa de los Arenzana, frente a la iglesia de san Miguel y san Julián, haciendo esquina con la calle Expósitos y la Plaza de Fabio Nelli, donde se halla el palacio del mismo nombre, sede del Museo Arqueológico de Valladolid. En el siglo XVI, en torno a esta zona se encontraban las principales mansiones y casas palaciegas de la ciudad, tal como recuerda la ruta de El hereje, novela de Miguel Delibes que retrata el Valladolid de la época.

Patio Herreriano

        Uno de los claustros renacentistas del antiguo Monasterio de San Benito sirve de sede para este museo. Sus fondos ofrecen un seguimiento y una visión coherente de los principales artistas y tendencias del arte español de los siglos XX y XXI. Con una colección compuesta por más de 1.100 obras, en sus salas se pueden contemplar piezas de artistas como Esteban Vicente, Eduardo Chillida, Miquel Barceló o Antoni Tapies. También destaca el Fondo Ángel Ferrant, que incluye esculturas, dibujos y más de 3.500 documentos, y el Archivo de la Galería Buades.

San Benito

        La iglesia de San Benito el Real, de la orden benedictina, es uno de los templos más antiguos de Valladolid.

Fue erigida sobre el antiguo Alcázar Real y está realizada en estilo gótico; aunque la fachada en forma de torre pórtico es posterior: fue diseñada por Rodrigo Gil de Hontañón en 1569. Originalmente, esta torre poseía bastante más altura gracias a la existencia de otros dos cuerpos para el campanario, que se encontraban sobre los actuales, y que fueron derribados en el siglo XIX por amenazar ruina.

        Entre los tesoros que se encontraban en la iglesia cabe destacar el Retablo de San Benito el Real de Valladolid y la sillería, que se encontraba en la nave central.

        En cuanto a la sillería, esta fue construida por Andrés de Nájera y terminada en 1528. Posee sillas bajas y altas y se disponía en la nave central. El destino de esta sillería era servir para las reuniones anuales de abades de los monasterios castellanos de la orden benedictina, que tenían lugar en esta iglesia. Así, en los respaldos de las sillas altas, aparecen los santos a los que estaban advocadas las distintas casas benedictinas españolas, pudiendo encontrar cada abad fácilmente su asiento gracias a la imagen del respaldo. El estilo de la sillería es el plateresco. El nuevo estilo a lo Romano proveniente de Italia estaba ya entrando en España. Aparecen decoraciones que tienen su base en las pinturas de la Domus Aurea de Roma y que en aquel momento se estaban descubriendo y eran estudiadas por todos los artistas que tenían oportunidad de ello. Las imágenes de santos también han abandonado totalmente las formas góticas y debido a su belleza y proporciones estudiadas se percibe en ellas el latir del Humanismo. La calidad de la escultura es muy alta y muchos autores afirman que ésta es una de las mejores sillerías existentes en España.

        En 1571 se asentó la reja que abarca las tres naves y divide transversalmente la iglesia en dos partes jerarquizadas: la de los pies, destinada al pueblo llano, y la de la cabecera, destinada a los monjes. La reja es obra de Tomás Celma y es una estimable muestra de la rejería de aquel momento.

        Además del retablo y la sillería se encontraban en la iglesia otras obras de arte de gran valor: pequeños retablos, sepulcros, órganos, etcétera.

        Después de la desamortización de Mendizábal en 1835, el monasterio se transformó en fuerte y en cuartel, cerrándose al culto la iglesia, que fue despojada de las obras de arte que poseía. Por suerte, conservamos la sillería y gran parte del retablo mayor en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio de Valladolid. La reja es lo único que se quedó en la iglesia y no sufrió apenas daños. A partir de mediados del siglo XIX, muchas voces piden la reapertura de la iglesia; y finalmente se logra en 1892, estando encargada del culto la Venerable Orden Tercera del Carmen. Desde 1897 es la Orden del Carmen Descalzo la que se hace cargo de la iglesia. En 1922 se instala un nuevo retablo mayor barroco, procedente de la población de Portillo (Valladolid).

 

Santa María La Antigua

        La iglesia de Santa María de La Antigua se levanta desde al menos el s XI en la ciudad de Valladolid. Conserva de fines de la centuria siguiente s. XII una esbelta torre románica rematada con un chapitel apiramidado de teja y un pórtico en el lado norte también románico. El resto del edificio es gótico y neogótico, pues se levantó en el S. XIV y fue intensamente restaurado y reconstruido en la primera mitad del s. XV.

        Posiblemente sea una de las parroquias con más historia de Valladolid. Bajo el actual edificio se han encontrado restos de unos baños romanos. Se menciona su existencia en 1088, siendo por lo tanto anterior a la Colegiata de Santa María la Mayor a lo que alude su apellido la Antigua. Parece ser que fue dotada, en el siglo XI (1095) por el conde Pedro Ansúrez, repoblador de la ciudad. De esta construcción primitiva no se conserva nada. Las partes más antiguas del actual templo datan de finales del siglo XII o primeros años del siguiente y son de estilo románico: la galería porticada situada al norte del edificio, y la esbelta torre, situada a los pies, con planta cuadrada y cuatro pisos, con ventanas en los tres últimos, rematada con chapitel piramidal.

        El resto del templo fue reedificado probablemente en el siglo XIV, bajo el reinado de Alfonso XI de Castilla, siguiendo el estilo gótico y con notables influencias de la Catedral de Santa María de Burgos. Esta iglesia del siglo XIV se organizaba en tres naves, rematadas por tres ábsides poligonales, sin girola, y crucero manifestado sólo en los alzados y no en la planta. La planta presenta varias irregularidades, sobre todo en la cabecera, quizás por intentar aprovechar cimentaciones anteriores, por errores de replanteo o por cambio de decisiones, y el eje del templo tiene una ligera desviación frente a los de la torre y galería porticada. Las bóvedas eran de crucería sencilla y se apeaban sobre pilares de núcleo cilíndrico con columnillas adosadas. Los plementos de la capilla mayor están calados, como sucede en la catedral burgalesa. La iluminación se resolvía con esbeltos ventanales ojivales geminados con derrame exterior e interior en los ábsides, sencillos huecos pareados en la nave central y dos grandes rosetones, cuya tracería original se desconoce, en los dos hastiales de los cruceros.

 

San Martín y san Benito el Viejo, Quinta Angustia de G Fernández

        La iglesia de San Martín nació como ermita en el año 1148, y debido al crecimiento de su barrio, pronto alcanzó la condición de parroquia.

        Destaca por su torre campanario, románica con arcos apuntados, que data del siglo XII, tomando como modelo la de la iglesia de Santa María de La Antigua y con una similar organización de huecos. Originalmente, al igual que su modelo, tuvo un chapitel piramidal de fuerte pendiente, que fue desmontado al empezar a aparecer grietas en la torre, diciéndose en 1788 que su desmonte se había realizado mucho tiempo atrás. En 1812, se juntó esta parroquia con la de San Benito el Viejo, por lo cual hoy la iglesia tiene esta doble advocación.

        El templo primitivo, excepto la torre descrita, fue demolido en 1588, levantándose una nueva iglesia diseñada por Diego de Praves. Dicha iglesia, consta de una sola nave, de tres tramos, con coro alto a los pies y cubierta con bóveda de cañón con lunetos y arcos fajones; se iluminaba con huecos termales, posee capillas hornacinas entre los contrafuertes y los arcos de comunicación de éstas con la nave se abren entre pilares decorados con pilastras toscanas que sujetan un entablamento interior que corre a lo largo de toda la nave y crucero. El crucero, de cortos brazos cubiertos con bóveda de cañón, se cerraba con una cúpula vaída ciega sobre pechinas. Todos los abovedamientos (hoy desaparecidos y sustituidos por cielorrasos tras un hundimiento acaecido en 1965) presentaban decoración a base de yeserías planas con diseños lineales y geométricos.

        La iglesia seguía el modelo de iglesia conventual, esta vez aplicado para una iglesia parroquial. Las obras concluyeron en 1621, realizándose una inscripción, hoy desaparecida, que corría a lo largo del entablamento interior donde se decía que Francisco de Praves había terminado el edificio.

        El retablo mayor fue construido entre 1672 y 1681 por Pedro de Cea y Cristóbal Ruiz de Andino, dorándose en 1683. Presenta seis grandes columnas salomónicas. En el ático se encuentra un altorrelieve que representa a San Martín dando su capa al mendigo, obra del escultor Juan Antonio de la Peña (1674). En el nicho central del retablo se encuentra una escultura de San Benito de mediados del siglo XVIII. (Hay que tener en cuenta que la cercana iglesia de san Benito El Viejo fue cerrada al culto en 1812 y que se unieron en esa fecha las parroquias de San Benito el Viejo y San Martín en el templo de esta última). En un transparente situado en el centro de este retablo se halla la imagen de Nuestra Señora de la Peña de Francia, que contó con gran devoción en el pasado.

        Entre 2004 y noviembre de 2007 el edificio fue intensamente restaurado, renovándose los cielorrasos y las cubiertas, consolidándose las fábricas y limpiando y pintando el interior. El retablo mayor fue restaurado igualmente y a sus pies se descubrieron bastantes lápidas sepulcrales de los siglos XVII y XVIII, que se han dejado visibles. Durante ese tiempo, la imagen de La Quinta Angustia de G Fdez. estuvo alojada en el vecino Convento de las Descalzas Reales.

        En el exterior destaca la fachada principal, a los pies. Es muy sencilla y sobria. Originalmente tenía dos cuerpos en altura separados con una imposta plana y se remataba con un frontón. En el inferior se situaba la portada, que manifiesta gran influencia del Palladianismo; está concebida como un arco triunfal simplificado, mostrando un altorrelieve realizado en 1721 que muestra a San Martín entregando su capa a un mendigo. El cuerpo alto tenía una sencilla ventana adintelada. El cuerpo alto y el frontón original se perdieron en 1965, con el derrumbe de las bóvedas de la nave central, procediéndose a rematar en ese momento la fachada con actual frontón, bastante poco proporcionado.


I. Capilla de la Cofradía de N. S. de las Angustias, V de la Angustias, C de los Carboneros, C Yacente, Descendimiento, S Sepulcro, V de la Encarnación.

        Esta capilla, construida a principios del siglo XVIII, muestra un interesante espacio ochavado cubierto con cúpula y linterna, al que se abre otro espacio que sirve de camarín, donde se encuentra la imagen titular, Nuestra Señora de las Angustias, en madera policromada, obra del escultor Juan de Juni, de excepcional calidad y una de las obras más conocidas de su autor.

       Las tallas centrales de los pasos jalonan los distintos retablos laterales del templo, entre los que se encuentra el Cristo de los Carboneros -también llamado de la Luz antiguamente-, atribuido a Francisco de Rincón; el Cristo Yacente; así como San Juan y la Magdalena, obra de Gregorio Fernández.


I. san Pablo, C Yacentes de G Fernández, C del altar mayor de Juan de Juni, portadas de la Epístola y del Evangelio, capillas del Crucificado, de santo Domingo, etc.

        La iglesia conventual de San Pablo, de la orden de los dominicos es uno de los templos más representativos de la ciudad de Valladolid . Se encuentra en la plaza de San Pablo, lugar donde se hallan también el palacio Rea y el palacio de Pimentel, los llamados sitios reales en siglos pasados. Se encuentra adosada al colegio de San Gregorio y próxima al resto de sedes del Museo Nacional de Escultura.

         En esta iglesia fueron bautizados los reyes Felipe IV y Felipe II.

        Desde 1260, por iniciativa de la reina Violante de Aragón, esposa de Alfonso el Sabio, se organizan las residencias de franciscanos y dominicos. En aquel momento, las reinas ostentaban el señorío de la villa, por lo que apoyaron el asentamiento de estas órdenes, que favorecían su desarrollo.

        Si bien la creación de la Orden de San Pablo Primer Eremita se habría llevado a cabo en Hungría en 1250 por iniciativa del beato Eusebio de Estrigonia, en concreto, el convento de San Pablo en Valladolid fue fundado en 1276 por Violante de Aragón, en honor a esta orden eremita en formación. Ella era hija de la reina Violante de Hungría, la cual había arribado a tierras ibéricas para consumar su matrimonio con Jaime I de Aragón. Por otra parte, sería diez años más tarde cuando la reina María de Molina dedicó grandes esfuerzos para que se llevara a cabo la construcción formal del convento situado en un solar cedido por el Concejo a los dominicos al norte de la ciudad.

        Entre 1445 y 1468, fue el cardenal fray Juan de Torquemada, tío del inquisidor general Tomás de Torquemada, quien sufragó las obras para la construcción de la iglesia definitiva gracias a las bulas papales. Esta nueva construcción sustituyó a otra iglesia de tipo mendicante, cubierta con techumbre de madera. Se concluyó la cabecera, el crucero y la nave con cubierta de madera.

         La Anunciación de Fra Angélico se conservó en San Pablo antes de pasar al Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid y finalmente al Prado.

        A la muerte de Torquemada, fue mecenas del convento el obispo palentino fray Alonso de Burgos, que costeó el claustro, el refectorio, la parte baja de la fachada y las portadas del crucero, además del anejo colegio de San Gregorio y su capilla funeraria. Participaron en este cometido los arquitectos hispano flamencos Juan Guas y Simón de Colonia. Hacia 1550, el cardenal García Loaysa, confesor de Carlos I, mandó construir la sacristía, cubierta con una bóveda estrellada decorada con escudos de la orden y figuras de santos dominicos.

        En 1601, con el traslado de la capital del Imperio a Valladolid, el duque de Lerma, valido de Felipe III, se convirtió en su patrono; costeó la reforma de su fachada principal y dotó al convento de numerosas obras de arte, entre ellas La Anunciación, de Fra Angélico, hoy en el Museo del Prado. Se amplió el templo en lenguaje clasicista y se adecuó a un uso funerario, con el arquitecto Diego de Praves. Se amplió asimismo la fachada tratando de obtener un efecto de conjunto. Durante este periodo se llevó a cabo una singular concentración de elementos decorativos, fundamentalmente esculturas góticas, y se levantaron las torres que flanquean la fachada.

        Entre 1613 y 1616, se efectuaron reformas en estilo herreriano de algunas capillas de la nave y el coro bajo la dirección de Diego de Praves. Se encargó a Juan de Nates, según un proyecto diseñado por Francisco de Mora, la ejecución de la tribuna de los patronos, desde la cual oían misa los duques, y la puerta dórica de la sacristía.

        En la iglesia de San Pablo fueron bautizados los reyes Felipe IV y Felipe II. De este último, la leyenda cuenta que por una de las ventanas del Palacio de Pimentel, de la que cuelga una cadena, fue sacado al nacer para que fuera bautizado en esta iglesia, pues de salir por la puerta del palacio debería haber sido bautizado en la cercana iglesia de San Martín.

        En el siglo XIX con la invasión francesa, las tropas napoleónicas profanaron la iglesia y el convento causando graves daños. La progresiva ruina del conjunto y los distintos procesos desamortizadores, en especial la desamortización de 1835, acabaron con las dependencias conventuales para transformarlas en presidio, quedando solamente en pie la iglesia.

        En el siglo XX, la iglesia sufrió un incendio y se llevaron a cabo varias restauraciones. Durante los primeros años del siglo XXI, la iglesia ha sido objeto de una restauración integral. La iglesia es del tipo de las habituales en tiempos de los Reyes Católicos, siguiendo el estilo que se desarrolla en Castilla durante su reinado; el gótico Isabelino. Como corresponde al gótico tardío, presenta una sola nave con capillas abiertas entre contrafuertes, coro alto a los pies y crucero muy marcado en planta y alzado. El ábside principal es de planta ochavada y todo se cubre con bóvedas de crucería gótica: la bóveda de la nave descansa sobre ménsulas renacentistas realizadas hacia 1540vb.

        En los testeros del crucero se disponen dos portadas en piedra de estilo Reyes Católicos, elaboradas hacia1490 por el taller de Simón de Colonia; la de la izquierda permitía el acceso a la capilla del Crucifijo y posteriormente se utilizó como salida al claustro; la de la derecha se configuró como portada de la capilla funeraria de Alonso de Burgos. Simón de Colonia se comprometió a realizar la fachada de la iglesia y su obra se concluyó hacia el año 1500. En el atrio de la fachada se colocó el crucero procedente de la iglesia de Santiago y los pilares, rematados con leones tenantes por el duque de Lerma en 1601.

        La fachada, responde parcialmente al estilo gótico isabelino, como se ha mencionado, se sabe que las obras dirigidas por Simón de Colonia se concluyeron hacia 1500, pero en la fachada se distinguen dos partes claramente diferenciadas:

        La primera parte, hasta la imposta que se encuentra encima del rosetón central, en la que se distinguen varias gárgolas y limitada lateralmente por dos agujas. Sobre la puerta, resuelta con arco conopial de perfil ondulado. Entre un gran arco carpanel dispuesto a manera de colosal guardapolvo se halla un relieve con la escena de la Coronación de la Virgen, en presencia de fray Alonso de Burgos, arrodillado, y en compañía de los Santos Juanes. Sobre este relieve se encuentran unos ángeles tenantes con escudos del Duque de Lerma. La segunda parte de la fachada, compartimentada en espacios rectangulares, llega desde la imposta hasta el límite inferior del frontón triangular superior. La mentalidad clasicista explica la claridad de su ordenación y para su decoración se utilizaron esculturas góticas, algunas próximas al taller de Gil de Siloé y se tallaron otras para la ocasión. El acoplamiento de estos motivos y elementos decorativos se llevó a cabo durante el patronato del duque de Lerma, junto con la construcción de las dos torres, por lo que presentan las armas y lápidas indicativas de los Sandoval y Rojas, duques de Lerma. El fondo de estrellas también se refiere al emblema de los Rojas.

        Por último, la fachada se remata con un frontón triangular. Sobre un fondo de escamas hay un escudo de los Reyes Católicos, que corona toda la portada. El frontón presenta una idéntica unidad estilística con el cuerpo bajo de la misma forma, corresponde también a la obra de Simón de Colonia, pero en cambio, la decoración que le envuelve no es gótica sino renacentista.En la capilla mayor se encuentra enterrado Francisco de Sandoval y Rojas, primer duque de Lerma, junto a su esposa, aunque las esculturas funerarias, realizadas en bronce, se encuentran formando parte de la colección del Museo Nacional de Escultura.

       Presenta dos capillas absidales; en las que se encuentra una imagen de Santo Domingo de Guzmán, realizada por Gregorio Fernández y un Cristo yacente, de tipo tabernáculo, también esculpido por Fernández. En el presbiterio, un Cristo en la cruz datado en el siglo XVII, atribuido a Pedro de la Cuadra, y cuatro santos dominicos, originarios de Fernández.

        En el crucero se encuentran dos pinturas de Bartolomé de Cárdenas, La vocación de San Pedro y La conversión de San Pablo, procedentes del desparecido retablo mayor.

        En la sacristía hay un Cristo, de mayor tamaño que el situado en el presbiterio, atribuido a Francisco Alonso de los Ríos.

   Diputación o Palacio de Pimentel

        El Palacio de Pimentel, sede de la Diputación Provincial de Valladolid, se sitúa en la confluencia de la calle de las Angustias con la de Cadenas de San Gregorio. Es, además de un claro ejemplo de la arquitectura doméstica del Renacimiento en Valladolid, testigo de importantes acontecimientos históricos. En la plaza de San Pablo convergía lo más importante de la época. Por un lado desembocaba en ella la actual calle de las Angustias, que entonces era la Corredera de San Pablo, y registraba una de las mayores concentraciones de estos palacios.

        En la propia plaza se construían a principios del s. XVI unas importantes casas que luego serían el Palacio Real. Por otro lado, el complejo dominicano de San Pablo, integrado además de la iglesia y el convento, por el Colegio de San Gregorio, era uno de los ejes de la vida ciudadana: en la iglesia se celebraban frecuentemente las sesiones de las Cortes del Reino, y el Colegio comenzaba a ser uno de los focos intelectuales más importantes del momento. Su construcción, iniciada en el s XV, fue incorporando paulatinamente elementos de otras épocas. Consta de dos alturas, que son tres en el Torreón de la esquina, elemento que le da una cierta prestancia de nobleza. Sus muros son de adobe y tapial, posteriormente revestidos de ladrillo, excepto en las esquinas, portada y zócalo, en los que se ha empleado la piedra. Estructuralmente es un buen ejemplo de casa noble de la época: Portada de arco de piedra, zaguán, patio porticado, crujías en torno a él y un segundo patio dedicado a jardín.

        El Palacio perteneció inicialmente al Marqués de Astorga y después a Don Bernardino Pimentel, cuyos escudos pueden verse en las esquinas. Carlos V se alojaba en él en sus estancias en Valladolid. En una de estas estancias, el 21 de mayo de 1527 nació en él el príncipe Felipe, que más tarde sucedería a su padre en el trono de España como Felipe II. A mediados del siglo XVI el palacio ya pertenecía a los Condes de Rivadavia, de los que todavía hay escudos en la fachada, cuyos descendientes lo tuvieron en su poder hasta poco antes de ser adquirido por la Diputación Provincial en 1875, para ubicar en él su sede.